La importancia del ácido fólico en el cuerpo

Papel del folato y el ácido fólico en los procesos metabólicos humanos:
Para entender el papel de los folatos y el ácido fólico en los procesos metabólicos humanos es indispensable primero entender la diferencia entre estos dos compuestos. Los folatos son compuestos naturales encontrados en los alimentos; el ácido fólico es la forma sintética de ésta vitamina. Sin embargo, la baja estabilidad química de todos los folatos de origen natural durante la cosecha, el almacenamiento, el procesamiento y la preparación, da como resultado una pérdida significativa de su actividad bioquímica.

La mitad o incluso tres cuartas partes de la actividad inicial de los folatos pueden perderse durante estos procesos. De igual forma, los folatos naturales pierden rápidamente su actividad aún dentro de los alimentos después de días o semanas. Sin embargo, la forma sintética de ésta vitamina, el ácido fólico, es casi completamente estable durante meses o incluso años (1).

Cuando los folatos son ingeridos como parte de un alimento por vía oral, se sabe que su biodisponibilidad es únicamente de un 25-50%. Por el contrario, el ácido fólico sintético parece ser altamente biodisponible: 85% o más (2, 3). La baja biodisponibilidad y, lo que es más importante, la escasa estabilidad química de los folatos naturales, tienen un profundo impacto en las recomendaciones nutricionales. La fortificación de alimentos como los cereales para el desayuno y la harina puede agregar cantidades significativas de ácido fólico a la dieta.

En el cuerpo humano los folatos tienen un papel fundamental en los ciclos de ADN. Por lo tanto, si no hay el contendido adecuado de folato en el cuerpo, la actividad del ADN se verá reducida y de ese modo se reducirá la división celular. La deficiencia será más evidente en las células que se dividen rápidamente, incluidos, por ejemplo, los glóbulos rojos, produciendo anemia; en células derivadas de la médula ósea, lo que conduce a leucopenia (disminución del número de glóbulos blancos o leucocitos) y trombocitopenia (disminución de la cantidad de plaquetas circulantes en el torrente sanguíneo); y en las células en el revestimiento del tracto gastrointestinal. Tomados en conjunto, los efectos causados por la reducción en el ciclo del ADN resultan en una mayor susceptibilidad a infecciones, una disminución en la coagulación sanguínea y una malabsorción intestinal (4).

Poblaciones en riesgo de deficiencia de folatos: 
La deficiencia nutricional de folatos es común en personas con dietas limitadas (5). Esta también puede verse exacerbado por condiciones de mala absorción, como la enfermedad celíaca. Las mujeres embarazadas están en riesgo de deficiencia de folatos ya que durante el embarazo aumenta significativamente el requerimiento de folatos, especialmente durante los períodos rápidos de crecimiento fetal (es decir, en el segundo y tercer trimestre) (6). Durante la lactancia, las pérdidas de ácido fólico en la leche también aumentan el requerimiento de éste.

Durante el embarazo, existe un mayor riesgo de defectos en el desarrollo del tubo neural (DTN) del feto, con un riesgo que aumenta 10 veces más a medida que el estado del folato pasa de ser adecuado a deficiente (7). Entre los días 21 y 27 después de la concepción, la placa neural se cierra para formar lo que eventualmente será la médula espinal y el cráneo. La espina bífida, la anencefalia y otras afecciones similares se denominan colectivamente DTN. Dichas afecciones son el resultado de un cierre inadecuado de la médula espinal y el cráneo, respectivamente, y son las anomalías congénitas más comunes asociadas con la deficiencia de ácido fólico (8).

Fuentes dietéticas de ácido fólico:
Aunque el ácido fólico se encuentra en una amplia variedad de alimentos, se encuentra en cantidades relativamente bajas, a excepción del hígado. Las dietas que contienen cantidades adecuadas de vegetales verdes frescos (es decir, más de tres porciones por día) son buenas fuentes de ácido fólico. Sin embargo, gran cantidad del ácido fólico se pierde durante la cosecha, el almacenamiento, la distribución y la cocción de los vegetales. De igual forma, el ácido fólico derivado de productos animales también está sujeto a pérdidas durante la cocción. Algunos alimentos básicos, como el arroz blanco y el maíz sin fortificar, son bajos en ácido fólico.
Debido al mayor requerimiento de ácido fólico durante el embarazo y la lactancia, y en vista de su baja biodisponibilidad, se recomienda considerar el enriquecimiento de alimentos o la suplementación en las dietas de mujeres en edad fértil.

Ingesta recomendada de nutrientes para el folato:
Hay evidencia concluyente de que la mayoría de los defectos del tubo neural se pueden prevenir mediante la ingestión de ácido fólico cerca del momento de la concepción (8, 9). Los niveles de folato en los glóbulos rojos que anteriormente se consideraban adecuados o normales se han llegado a asociar ahora con un mayor riesgo de desarrollo de espina bífida y otros defectos del tubo neural (10). De igual forma, los niveles de folato en los glóbulos rojos superiores a 150 mg / L, que son completamente adecuados para prevenir la anemia, se han asociado también con un mayor riesgo de DTN (7). Además, el bajo nivel de folato se ha asociado con un mayor riesgo de cáncer colorrectal (11, 12), incluso si tales sujetos no tenían deficiencia de folato en el sentido clínico convencional.

Así, basados en la literatura actual, se establece que las mejores estimaciones disponibles de los requerimientos de folato son:

Necesidades promedio estimadas e ingestas de nutrientes recomendadas para el ácido fólico expresadas como equivalentes de folato en la dieta, por grupo:

Grupo Requisito medio (µg / día) Ingesta recomendada (µg / día)
Infantes y niños
0-6 mesesa 65 80
7-12 meses 65 80
1-3 años 120 150
4-6 anos 160 200
7-9 anos 250 300
Adolescentes
10-18 anos 330 400
Adultos
19-65 anos 320 400
65+ anos 320 400
Mujeres embarazadas 520 600
Mujeres lactando 450 500

a  Basado en una ingesta de leche humana de 0.75 L / día.
Fuente: adaptado de la referencia (12).

Referencias:

  1. Blakley R. The biochemistry of folic acid and related pteridines. Amsterdam, North Holland Publishing Company, 1969.
  2. Gregory JF. Bioavailability of folate. European Journal of Clinical Nutrition, 1997, 51:554–559.
  3. Cuskelly CJ, McNulty H, Scott JM. Effect of increasing dietary folate on red-cell folate: implications for prevention of neural tube defects. Lancet, 1996, 347:657–659.
  4. World Health Organization, Food and Agricultural Organization of the United Nations (2004). Vitamin and mineral requirements in human nutrition. World Health Organization, p.341.
  5. Chanarin I. The megaloblastic anaemias, 2nd ed. Oxford, Blackwell Scientific Publications, 1979.
  6. McPartlin J et al. Accelerated folate breakdown in pregnancy. Lancet, 1993, 341:148–149.
  7. Daly LE et al. Folate levels and neural tube defects. Implications for prevention. Journal of the American Medical Association, 1995, 274:1698– 1702.
  8. Scott JM et al. The role of folate in the prevention of neural tube defects. Proceedings of the Nutrition Society, 1994, 53:631–636.
  9. Wald NJ et al. Homocysteine and ischaemic heart disease: results of a prospective study with implications on prevention. Archives of Internal Medicine, 1998, 158:862–867.
  10. Kirke PM et al. Maternal plasma folate and vitamin B12 are independent risk factors for neural tube defects. Quarterly Journal of Medicine, 1993, 86: 703–708.
  11. Mason JB. Folate status: effect on carcinogenesis. In: Bailey LB, ed. Folate in health and disease. New York, NY, Marcel Dekker, 1995:361–378.
  12. Kim YI et al. Colonic mucosal concentrations of folate correlate well with blood measurements of folate in persons with colorectal polyps. American Journal of Clinical Nutrition, 1998, 68:866–872.

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